
En un logro histórico para la tecnología de vehículos eléctricos, Mercedes-Benz ha demostrado el impresionante potencial de las baterías de estado sólido al hacer que un prototipo del EQS complete un recorrido de 1,200 kilómetros con una sola carga [1]. El vehículo viajó exitosamente de Stuttgart a Malmö sin necesidad de recarga, marcando un avance significativo en la capacidad de autonomía de los vehículos eléctricos que podría revolucionar la movilidad eléctrica.
Este avance se produce en un momento en que los principales fabricantes de automóviles intensifican su enfoque en la tecnología de baterías de estado sólido, con el Grupo Volkswagen también dando pasos significativos en este ámbito. VW ha comenzado a probar celdas de estado sólido en una plataforma radical de motocicleta Ducati, con planes de adaptar esta tecnología para sus aplicaciones automotrices [2]. La compañía se ha marcado un objetivo ambicioso: tener baterías de estado sólido listas para la carretera para 2030.
Este desarrollo representa un avance considerable respecto a la tecnología actual de iones de litio, y podría abordar una de las principales barreras para la adopción de vehículos eléctricos: la ansiedad por la autonomía. El logro de Mercedes es especialmente notable, ya que más que duplica la autonomía de muchos vehículos eléctricos premium actuales, incluido el modelo estándar EQS.
La inversión de la industria automotriz en tecnología de estado sólido parece estar dando sus frutos, con varios fabricantes compitiendo por comercializar esta tecnología de baterías de nueva generación. La exitosa prueba de larga distancia de Mercedes-Benz demuestra que las baterías de estado sólido pueden cumplir su promesa de mayor autonomía y rendimiento mejorado.
Las implicaciones de este avance van más allá de simplemente mejorar la autonomía. Se espera que las baterías de estado sólido ofrezcan tiempos de carga más rápidos, mayor seguridad y una vida útil más prolongada en comparación con las celdas convencionales de iones de litio. Estas ventajas podrían acelerar la transición global hacia los vehículos eléctricos y ayudar a alcanzar ambiciosos objetivos climáticos.